lunes, 22 de febrero de 2016

Disney, tenéis un problema…


La factoría Disney parece haber encontrado un filón en la saga de sus princesas: seguidoras/es de todas las edades, procedencias y credos, millones de dólares en taquilla, merchandising a niveles insospechables, y, como no, recogida de los dividendos que todo eso representa.
Las Disneys clásicas.
Las clásicas predecesoras de esa saga, Blancanieves, La Cenicienta y La Bella Durmiente, lanzadas en 1937, 1950 y 1957 respectivamente, pueden parecernos en la actualidad poco más que unas niñas ñoñas sin más aficiones que corretear por el bosque y adecentar la casa de siete enanos, poner miradas lánguidas y pasear en una calabaza y dejarse drogar esperando a ser rehabilitada por el primero que pase (si es príncipe mejor que mejor). Aparentemente poco tenían a decir ¿O no?.
Debieron pasar más de 30 años para que la factoría lanzase la primera de las nuevas heroínas modernas, La Sirenita


En esos 30 años la sociedad en general y la americana en particular habían atravesado importantes hitos hacia la modernidad. Las Naciones Unidas habían reconocido el sufragio universal. Martin Luther King se había manifestado en Washington y Walt Disney había muerto. Había llegado la industrialización y en España se vendían 600 a porrillo.

La ciudadanía parecía caminar apuntando a un estatus de aumento de las libertades. La mujer empezaba a reencontrar su independencia y la sociedad le reconocía sus derechos. A pesar de todo eso La Sirenita representó un paso atrás en la asunción de ese objetivo. La cosa no queda aquí, fue el inicio de una tendencia que se ha venido repitiendo en casi todas las películas de féminas heroínas.
Las lingüistas Carmen Fought del Pitzer College y Karen Eisenhauer de la Universidad estatal de Carolina del Norte han tenido la paciencia necesaria para analizar los diálogos de las películas de princesas Disney y presentaron los resultados preliminares de su estudio "A quantitative analysis of gendered compliments in Disney Princess films a principios de este mes  en la reunión anual de la Linguistic Society of America de la que os dejo copia del libro de resúmenes para que lo reviséis aquellos que pensais que presentar cualquier cosa a las 4 de la tarde de un sábado es una guarrada mala cosa.
Los resultados: en Blancanieves el metraje de diálogos es similar en hombres y mujeres, en La Cenicienta en un 60% es favorable a las féminas, al igual que en La Bella Durmiente donde el 71% del habla proviene de personajes femeninos. La sorpresa salta en el análisis de la nuevas heroínas, en La Sirenita la voz femenina no aparece más que en el 32% del film, inferioridad que se ve en un 29% en La Bella y La Bestia, 24% en Pocahontas, 23% en Mulan y 10% en Aladdin. Algo que se viene repitiendo en los largometrajes más recientes de los que únicamente se salva la intrépida Mérida de Brave.
Adaptado de The Washington Post.

“Estamos entrenados para pensar que el sexo masculino es la norma” dijo Eisenhauer en la entrevista concedida al Washington Post. “Así cuando se quiere añadir un tendero, el tendero es hombre. Cuando aparece un guarda, ese guarda es un hombre. Es algo muy arraigado en nuestra cultura”. 
“Se perpetua que lo normal es ser hombre para cualquier tarea, mientras que parece que solo hay una manera de ser mujer: princesa”. 
Los personajes secundarios femeninos de esas películas no destilan precisamente toneladas de contenido, no aparecen más que para encontrar marido o para pasar el mocho en cualquier casa. Del 70 al 80% del diálogo entre personajes masculinos y femeninos dirigidos a las princesas están orientados a su aspecto físico, son “piropillos”. La mayoría de los elogios dirigidos a los personajes masculinos están centrados en exaltar sus habilidades.
Adaptado de The Washington Post.
Podría parecer que estamos en un mundo de ficción con poca trascendencia en la vida real pero un trabajo llevado a cabo en estudiantes universitarios en 2012 puso de manifiesto que, a pesar de haber mayoría de chicas en las clases, los chicos participan activamente con más frecuencia que ellas en los diálogos en clase, a la vez que se sienten más seguros y cómodos en el aula. ¿Podrían estar perpetuando esas actitudes los films de la multinacional?
“La representación visual de la feminidad y la forma en que afecta a las niñas es algo a lo que cada vez se le presta más atención” -afirmó Eisenhauer- No hay más que ver el giro en el diseño de sus muñecas que ha dado la marca Barbie ®.

“Se ha establecido un gran discurso en torno a la representación visual del género y la forma en que esta afecta nuestra visión de la feminidad, pero nadie habla del hecho de que nuestro própio sonido vocal dice tanto o más de nosotros mismos”. “Estamos socializados por la voz y debemos empezar a pensar en eso” -concluyó- en su entrevista a The Washington Post.

Para saber más:






2 comentarios:

  1. Interesante artículo Pepe. Lo que no se sabe es si ese predominio masculino de las películas de Disney de los 90 era intencional, o simplemente reflejaba una cierta "inercia" social.
    Por otro lado, es de resaltar que, como se comenta en el artículo del Whashington Post, las últimas pelis de Disney estén ya apuntando hacia un cambio de tendencia, con roles y comentarios más basados en las habilidades en las mujeres (quizá porque hay más mujeres en la creación de la película).
    Y, ¿cómo influye todo ello en la "educación" de los niños?; pues esa es la gran pregunta. Yo creo que sí que influye, pero ahora con tantísima oferta de ocio, Disney ya no tiene la "hegemonía" en el entretenimiento infantil que tenía hace 20 años. Por lo que al final, volvemos a lo de siempre: "no dejes que una película o un cuento eduque a tus hijos". La labor de los padres para modular y matizar lo que ven y escuchan sus hijos es muy importante.
    Un saludo,

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  2. Gracias por tus comentarios, Gabi. Por lo que deduzco de la entrevista publicada ese posicionamiento en los roles de los 90 era más una realidad social que una intención de las propias producciones.
    Tu comentario final es la piedra angular de la cuestión. Disney ya es más Pixar que Disney en si misma y eso también le ha dado un vuelco a la cosa. El estudio pone de manifieto, y por eso me llamó la atención, que a pesar de estar ante películas de "heroínas" no nos alejamos mucho de que sean simplemente princesas.
    Gracias, de nuevo, por tus aportaciones y por tu tiempo.
    Un saludo.

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